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"Ámame tal como eres"

Caminar en el sendero de la vida con Jesús es algo muy bonito, te llena, te hace sentir pleno, vives una vida con sentido. Pero debo admitir que hay momentos en los que no es nada fácil seguirlo, llegan momentos de aspereza espiritual, momentos en los que no se siente la presencia de Jesús, hay una sequedad impresionante y puede que hacer oración sea algo que dé mucha flojera. A pesar de todo este sentir, en esos momentos soy consciente de lo mucho que lo necesito.


Al ver mi corazón y mis pensamientos en ese estado de amargura, de rechazo, o de indiferencia a Jesús, me avergüenzo mucho y en ocasiones me he llegado a alejar unos días, me alejo porque me apena tener esas actitudes con Él. Pero vaya tremendísimo error que cometo al alejarme en esos momentos. Lo único que termino haciendo al alejarme, es que termino más alejada de Él y después me cuesta muchísimo volver a la relación, al dialogo, a esa amistad.


Creo que es muy importante recordar que llevamos en nosotros la huella de la concupiscencia, llevamos en nuestro cuerpo y alma muchas heridas, heridas que nos hacen tropezar y que nos hacen ver el camino borroso y más difícil. Esto se los comparto no para abrumarnos ni asustarnos, se los digo porque Jesús lo sabe, Él conoce los corazones de cada uno de nosotros, conoce nuestras heridas y nuestras batallas. Sabe cuál es la condición de nuestras almas, de su fragilidad, es por esto que Él busca darnos las fuerzas que necesitamos, se nos da como alimento en la Eucaristía, en la oración y por medio de su Palabra.


Jesús no te exige que tengas un corazón perfecto, no te pide un amor como de ángel o de un ser elevado, te pide el amor de tu corazón así como está hoy, con tus pequeños o grandes defectos, es así como te quiere.


No tengo palabras para poder expresar cómo es que Jesús nos mira, pero les dejo un fragmento de una pequeña meditación de Charles de Foucauld:


Ámame tal como eres. Conozco tu miseria, las luchas y tribulaciones de tu alma, la debilidad y las dolencias de tu cuerpo; conozco tu cobardía. Tus pecados y tus flaquezas. A pesar de todo te digo dame tu corazón.


Ámame tal como eres. Si para darme tu corazón esperas ser un ángel, nunca llegarás a amarme. Aun cuando caigas de nuevo, muchas veces en esas faltas que jamás quisieras cometer y seas un cobarde para practicar la virtud, no te consiento que me dejes de amar. Ámame tal como eres. Ámame en todo momento cualquiera que sea la situación en que te encuentres, de fervor o sequedad, de fidelidad o de traición. Ámame tal como eres. Déjate amar. Quiero tu corazón, en mis planes está moldearte, pero mientras eso llega, te amo tal como eres. Y quiero que tú hagas lo mismo.


Te dejo el link por si quieres leer la oración completa: https://foucauldblog.wordpress.com/2020/06/09/amame-tal-como-eres/

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