Profetas, sacerdotes y reyes al servicio de la mujer
- Marifer Sosa

- Mar 8, 2021
- 3 min read
Hoy 8 de marzo, día de la mujer, despiertan muchos sentimientos encontrados en mi ser; como mujer me mueve lo que simboliza este día, mi corazón abraza la lucha original de este día y también creo que es importante alzar la voz para visibilizar a las mujeres que hemos sido afectadas, violentadas y calladas a lo largo del camino, recordar la dignidad de cada una y buscar la justicia y el camino hacia una sociedad basada en el respeto y en la equidad. Como católica también me siento conflictuada con algunas ideas que se comparten y se buscan apelar ante la ley, a veces no me siento representada, pero me duele no tomar acción y no exigir el respeto, hacerme de la vista gorda y quedarme pasiva para ver qué hacen las demás.
Es importante recordar que como católicos bautizados, fuimos consagrados como profetas, sacerdotes y reyes. Ser católico no se trata de ir a misa los domingos, de cumplir con ciertas oraciones y parecer buenas personas, estamos llamados a ser el cuerpo de Jesús, esto también implica empaparnos de la realidad que nos rodea, tener los sentimientos de Cristo.
Como profetas estamos llamados a anunciar y a denunciar según lo que se nos ha enseñado, en este día se nos recuerda que debemos anunciar y recordar la dignidad de las mujeres, la importancia que tiene en la sociedad y en la Iglesia; nos toca denunciar todos esos tratos que no coinciden con aquello que Jesús nos mostró: la violencia, las críticas y la condena social, la indiferencia a las terribles vivencias.
Como sacerdotes nos toca interceder, nos toca pedir por todas las mujeres que han sido heridas, violentadas, calladas y afectadas. Nos toca pedir por su sanación profunda, por todas aquellas que se sienten destrozadas y llegan a sentir aversión hacia sí mismas por aquello que les sucedió, por todas aquellas que se encuentran en una situación de violencia y no ven la salida, por las mujeres en nuestras vidas, que probablemente han pasado por situaciones que las han lastimado y no han podido externar.
Como reyes nos toca algo más que predicar mensajes atrayentes o ideas vagas de lo que implica este día, nos toca servir. Nos toca reinar como Jesús reina y reinó cuando se encontraba entre nosotros, no se hizo ajeno a la situación social, sino que se involucraba y servía a las necesidades de quienes lo rodeaban. Nos toca cambiar actitudes, comentarios, buscar el bienestar de la mujer y su dignificación en todas las esferas de la vida, acciones concretas que enaltezcan la dignidad de la mujer, viéndola como ser llena de cualidades, carismas y dones que hacen el mundo un lugar mejor. Toca acompañar a las mujeres que nos rodean, acompañarlas en su proceso de sanación si es el caso y buscar que su camino no se vea afectado por la violencia, desprecio o que sea vista como objeto.
Hoy toca mirar a nuestro alrededor, no enajenarnos, desgastarnos para que algún día la mujer sea vista con respeto, con dignidad y que no tenga que vivir la mayor parte de su día a la defensiva y con miedo, que sea respetada. Mira a tu alrededor y atrévete a involucrarte, pregúntales a las mujeres que están a tu alrededor cómo se sienten y qué cambios creen que son necesarios, cuestiónate qué cambios debes tomar, recuerda que eres profeta, sacerdote y rey y que Jesús cuenta contigo para ser el cambio.
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