No me digas que mi sufrimiento "no es para tanto"
- Andrés Martínez
- Sep 12, 2020
- 2 min read
Hoy en día suceden muchas cosas a nuestro al rededor, cosas buenas, cosas malas, algunas irrelevantes, otras divertidas y así pasan miles y miles de situaciones que pueden o no relacionarse a nosotros. Y así como hay muchas situaciones que acontecen también como personas podemos estar involucrados en muchas cosas, y en nuestra vida atravesar momentos nada placenteros. Como seres humanos tenemos un repudio natural a cualquier cosa que nos cause malestar tanto mental o físico, así como alejas la mano cuando está cerca de una llama, así solemos buscar la salida de una situación de disgusto ya sea mental, sentimental o espiritual.
Puede que sea algo sobreentendido, pero no está de más mencionar que momentos difíciles habrá siempre en la vida de todas las personas. No hay un solo ser humano que no experimente un momento de dificultad en su vida. Y aquí también entra a relucir un aspecto muy importante sobre estas situaciones, y es el hecho de que estos momentos de la vida, con lo que sea que conlleven, tienen diferente impacto, relevancia y significado para cada una de las personas.
Todos tenemos nuestra manera muy personal e íntima de entender de las cosas, y también tenemos un modo muy único de resentir algún evento o situación desagradable. Últimamente me he topado con comentarios, personas o pensamientos propios acerca de una falsa jerarquización del sufrimiento individual, y visto como vivimos todos juntos en una sociedad que demerita el sentido de dolor personal y enaltece el de otros. Es importante que como personas comprendamos que cada quien experimenta las situaciones de una manera increíblemente particular, y lo que afecta a uno puede ser irrelevante para otro, y viceversa.
Con todo este desprecio y afán de minorizar el dolor en la vida de personas, y a pesar de que muchas veces escucharemos gente diciendo que "no es para tanto" o "solo deja de pensar en eso" como católicos hay algo fundamental para afrontar momentos así: la Cruz de Cristo. Nuestro Dios que cargó sobre sí mismo el sufrimiento de la humanidad entera viene a decirnos y mostrarnos en carne propia que los momentos de dificultad y dolor no se subestiman, que no son en vano, y que sobretodo a Él le interesa el cómo nos sentimos con todo lo que vivimos.
No se trata de crear una escala cuantitativa sobre que problemas son mas grandes, porque para Dios no existe dificultad pequeña en nuestra vida, solo existen y ya, y Él que es Consuelo de todo dolor nos llama amorosamente a ir a Él "todos los que están fatigados y sobrecargados, y yo les daré descanso... porqué mi yugo es suave y mi carga es ligera" (Mt 11, 28. 30). Y recordemos siempre a Dios porque podremos ser abandonados por todos, pero nunca por nuestro Padre, así que si "hay uno entre ustedes desanimado que rece, si hay uno alegre que cante himnos a Dios" (Santiago 5, 13).
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