El centro de mi santidad
- Andrés Martínez
- Aug 1, 2020
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Updated: Sep 6, 2020
Hace unos días volví a ver una película que me gusta mucho llamada “El Origen de los Guardianes”. Cerca del principio de la película el personaje principal, Jack Frost, es llevado al Polo Norte para ser convertido en un Guardián. Al mostrar su negación Santa Claus se lo lleva a su despacho para platicar con él y le hace la pregunta que me lleva a proseguir con esta reflexión: ¿Cuál es tu centro? Santa Claus buscaba ayudar a Jack a encontrar su esencia más íntima y personal, y en cierto modo nosotros también estamos llamados a tener esa introspección para descubrir nuestro propio centro.
Es bien sabido por nosotros que el camino del católico de manera última anhela la vida eterna, a la cual se llega con una vida de santidad. El papa Francisco en el Christus Vivit se toma un momento para hablar de este llamado a la santidad que tenemos todos los jóvenes (la exhortación va dirigida especialmente a los jóvenes), y como la invitación se nos presenta para “descubrir quién eres y desarrollar tu forma propia de ser santo” (CV, 162).
En el centro de cada uno de nosotros yace un don o una gracia, que si bien puede no ser única, pues somos demasiadas personas las que existimos en este mundo, la suma de todas nuestras capacidades, nuestra forma de ser y nuestras virtudes nos van a hacer llevar este don a una plenitud que solamente puede ser conseguida por nosotros. Llegar a ser santo “es llegar a ser más plenamente tú mismo” (CV, 162). La pregunta fundamental y sencilla que invito a que te hagas hoy, y probablemente a lo largo de tu vida es ¿cuál es mi centro?
La santidad que estamos llamados a vivir es en extremo particular para cada uno de nosotros, pues no existe otra persona que pueda llegar a ser santo siguiendo exactamente tu mismo camino. Claro que se vale tener referencias y ejemplos a seguir, pero “no serás santo y pleno copiando a otros” (CV, 162). Y del mismo modo otra persona no podrá ser santa copiándote a ti. Dios ha puesto gratuitamente esa gracia en lo más profundo de nosotros, y eso que descansa dentro de ti es lo que estás llamado a poner en este mundo. Es la santidad a la que solamente tú estás llamado.
Cómo católicos tenemos un fuerte llamado a buscar la santidad, pero una parte muy importante es el camino que seguimos para llegar a ella, y las cosas que hacemos o dejamos de hacer para alcanzarla. No temamos a mirar dentro de nosotros y sorprendernos con aquello que Dios nos dio para llevar al mundo. Vive esa gracia como una invitación a la santidad para más personas, y se dócil para percibir la gracia en las otras personas para descubrir nuevas maneras de vivir la santidad. A fin de cuentas en esta vida en comunidad tenemos la capacidad de ayudar al prójimo y dejarnos ayudar, y así crecer todos en armonía hasta conseguir una santidad personal y colectiva.
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