No es suficiente que seas tú, es necesario

Nor urge aprender a ser lo que somos, no lo que creemos deber ser

“No hay nada peor que sentir que no basta con ser tú, obligándose a ser alguien más”. Escribí esta frase en mi twitter sin imaginarme que apenas unos segundos después desataría en mí tantos sentimientos de dolor y de esperanza al mismo tiempo.

Es increíble cómo en pleno siglo veintiuno, con tanta gente haciendo ruido, queriendo gritar que tenemos que permitir a otros y a nosotros mismos ser quienes en realidad somos, seguimos definiendo a las personas por sus acciones, como si tuviéramos la culpa de los daños que nos hicieron. Ciertamente somos responsables de cómo reaccionamos ante las situaciones que nos presenta la vida, pero nadie se merece que lo castiguen, que lo etiqueten, ni que lo menosprecien por actuar según lo que sabe, según su experiencia de vida, según su corazón.

Nos merecemos ser amados. Te mereces ser amado. Me merezco ser amada. Amados y reconocidos, no por una falsa idea que proyectamos para que que la gente (la sociedad) nos quiera o nos acepte, sino por lo que hay más dentro de nosotros, por nuestra identidad. Es muy fácil caer en las manos de personas, ideas, proyectos o situaciones que nos pueden hacer daño al obligarnos a ser alguien que no somos si no estamos conscientes de cuál es nuestra verdadera y más profunda identidad.

Por eso hoy te recuerdo y me recuerdo, cuál es tu identidad, cuál es mi identidad: Somos Hijos Adoptivos de Dios. Adoptivos porque Él nos eligió, porque necesitaba a alguien como tú y a alguien como yo, únicos y diferentes.

Y la realidad es que no importan cuántas veces la vida o el mundo me obliguen a ser alguien que no soy, aunque a veces caiga y quiera actuar como si fuera la decisión que “tenía que tomar”, cada vez me convenzo más de que quiero ser yo, que vale la pena ser yo, y que el mundo se merece conocerme a mí y no lo que cree que tengo que ser. Porque si me reduzco a ser lo que se espera de mí, entonces no estoy haciendo mi papel en este mundo, y nadie más va a poder hacer lo que me toca hacer a mí, eso para lo que Dios me creó.

Hoy te recuerdo que no sólo basta con ser tú, sino que es urgente que te pongas a ser tú y no una copia barata de alguien más, o un personaje irreal que creaste para encajar en algún lugar (o con alguna persona). Por favor, por lo que más quieras, al menos hoy, deja que eso que hay dentro de ti brille, haz eso que amas, no temas decir lo que sientes, lo que piensas, muestra lo más bello de ti, y si necesitas, lo más feo también (sólo sé prudente con quién lo compartes, asegúrate que te amen), hazle honor a tu identidad.