Caminando con San José
- Marifer Sosa
- Mar 22, 2021
- 2 min read
El Papa ha dedicado este año a la contemplación de San José, un santo que había pasado desapercibido durante mucho tiempo. Honestamente nunca le había prestado atención y no me interesaba mucho profundizar en su vida por sus pocas menciones, su silencio y perfil tan sencillo (aim sorry).
A partir de las reflexiones que se han compartido basadas en la carta del Papa empecé a adentrarme un poco más en el misterio de nuestro papá San José. Hoy te comparto unos puntos para meditar y profundizar por tu cuenta.
Primero que nada, es importante recordar que así como Dios quiso que Su Hijo tuviera la mejor de las madres, quería y anhelaba que Jesús pudiera tener un padre que reflejara su amor en la tierra. Así que San José es reflejo del amor de nuestro Padre del cielo, con sus virtudes, anhelos, sentimientos y ternura. Dios no iba a poner a un señor random sin cualidades para que cuidara a su hijo, sino que había pensado desde la eternidad en el corazón de José. El padre de Jesús tenía que ser alguien que lo formara como hombre pero también que fuera figura palpable y sensible del grandísimo y tierno amor de su Padre Celestial, es por esto que Dios pensó en el corazón de José para que fuera reflejo de Él mismo.
Algo que me compartieron hace unos días es que san José podría llamarse patrón de los que dudan, este hombre vivía confiado en Dios pero con muchas lagunas de incertidumbre, que es totalmente humano. Se preguntaba quizás el por qué Dios lo habría elegido para acompañar a la más perfecta de las mujeres, se preguntaba si realmente tenía algún papel en ese misterio de Dios encarnado, por qué permitía que el Hijo de Dios viviera en semejantes condiciones y un sin fin de preguntas más. Cargaba con varias preguntas, pero así como María, dio su fiat para cumplir la voluntad del Padre sin titubear. A pesar de sus preguntas, José confiaba plenamente en Dios y nos invita a que nosotros también sigamos sus pasos. Confianza aún en la tormenta y en las contrariedades pues Dios siempre cumple sus promesas y quiere ante todo nuestra plenitud.
Otro punto que creo que es valioso para todos nosotros es que José es nuestro padre también. Jesús nos deja a su madre pero también a su padre para que nos proteja y acompañe en este caminar. La figura del padre ha sido muy lastimada en nuestra sociedad, muchos han tenido malas experiencias y a algunos les hubiera gustado tenerlo más presente en su vida. Aprovecha este año de San José para caminar junto a él y sanar aquellas carencias afectivas que quedaron en la infancia, que él sea tu padre espiritual y te alcance esa sanidad para poder acercarnos más fácilmente con Dios Padre.
Personalmente, San José ha sido pieza clave en estos meses, me ha ayudado después de las caídas o momentos difíciles, me recuerda que él también experimentó nuestra humanidad y fragilidad; me mira, me levanta y me guía hacia Dios. Nos invito a que sigamos meditando en nuestro papá San José, que busquemos cercanía con él para que nos lleve más fácilmente a Jesús y a María.
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